Tres puntos clave para tu salud
#1. Ser una persona saludable no se mide por un ingrediente, un alimento o el hecho de tener que seguir una dieta específica.
Si un tipo de dieta o tendencia en redes sociales que te dice qué y cómo comer te ocasiona miedo, estrés y notas que está afectando tu manera de relacionarte con la comida y tu cuerpo, mi recomendación es sencilla: ¡NO LA SIGAS! No necesitas seguir algo que en lugar de encaminarte a desarrollar hábitos que sean compatibles con tu estilo de vida y tu cuerpo, este haciendo lo contrario alejándote de aprender más sobre lo que te hace bien. Esto es algo que solamente tu podrás reconocer. Presta atención para evaluar si las decisiones que estás tomando frente a tu salud te están acercando o alejando de ella. Tu salud no es tema de moda que solo se deba cuidar en ratitos o temporadas especiales, antes de consentir lo que ves empieza a apreciar más lo que sientes para que puedas tomar decisiones con base en lo que te hace sentir bien, plena y feliz.
#2. No tienes que eliminar alimentos.
Seguramente cuando piensas en empezar una dieta lo primero que se viene a tu mente es eliminar alimentos (Por ejemplo: no comer carbohidratos como pan, papas, postres…) y te entiendo… En mis años como estudiante en Nutrición de los primeros aprendizajes se recargaban en esta ideología: qué comer pero sobre todo, qué NO comer. En mis prácticas profesionales me sentaba a escuchar al paciente, sin poner atención en un todo, mi cerebro estaba en búsqueda de palabras claves para yo decir: “Vamos a eliminar esto, queremos menos de esto…”
Recuerdo esas primeras consultas con un vacío en el estómago, me apena no haber apreciado a mi paciente de una forma más atenta e integral, pero fueron esos momentos los que poco a poco me llevaron a cuestionarme y darme cuenta que algo faltaba, que había un espacio enorme que no se estaba viendo. ¿Por qué mi paciente come de la forma que lo hace? ¿Por qué centrarme en restarle si esto en lugar de sumar oportunidades, suma ansiedad, culpa y miedo hacía la comida y la percepción del cuerpo y nutrición?
Entonces hoy, después de años de estudio, profundización y aprendizaje del tema, te comparto que nutrición no es eliminar alimentos (al menos que tengas una condición medica que fundamente la necesidad de hacerlo, por ejemplo, un diagnostico de celiaquía), tienes que vivir la experiencia de comer lo que te llama la atención, lo que te gusta, lo que está presente en ese momento. Si no te permites vivir la experiencia, no podrás conocer lo que a tu cuerpo le hace bien. Sin experiencia no hay aprendizaje.
La respuesta no es comer menos. La respuesta está en comer lo que necesitas comer de acuerdo a lo que es compatible con tu estilo de vida y tu cuerpo. ¿Por qué pensaríamos que comer menos le brindará al cuerpo mayor nutrición? Comer menos equivale a menos oportunidad de elegir variedad de alimentos que proporcionen nutrientes al cuerpo para su correcto funcionamiento. Menos oportunidad de probar y conocer lo que le hace bien a tu cuerpo. Menos espacio de disfrutar la comida y mejorar tu relación con ella.
La gran paradoja: comer menos aumentará tu ansiedad, tu hambre y tu riesgo de formar una relación tormentosa con la comida…
#3. Tu cuerpo es único, se transforma y siempre busca estar en armonía contigo.
¿Cuántas veces te encuentras comparando a tu cuerpo con uno ajeno o tu cuerpo de hace algunos años? Es normal, sobre todo en un mundo en el que los medios nos bombardean con demasiada información sobre el estereotipo de un cuerpo “sano” “bonito” y “atractivo”. Basas tu plan de alimentación y motivación hacía el objetivo de alcanzar un cuerpo que no es el tuyo. En el trayecto te vas haciendo a un lado y dejas de escuchar lo que tú necesitas y comienzas a dudar sobre lo que te hace bien a ti por elegir lo que crees que le hace bien a otra persona por cómo se ve. Necesitas romper este patrón de pensamiento. ¿Cómo? Detectando el momento en el que surge la comparación y la ansiedad por seguir un camino que no es el tuyo.
No necesitas comparar a tu cuerpo con el de alguien más ni hacer la dieta de la amiga, la hermana o la tia porque es una historia distinta, un estilo de vida distinto, gustos y necesidades diferentes. Lo que a esa persona le haya hecho bien no significa que a tu cuerpo también. ¡Ojo! Con hacer bien, no me refiero a que se vea delgada, porque la talla y la imagen no mide realmente el bienestar ni la salud en su totalidad. Mientras tu crees que una persona delgada (de acuerdo a tu perspectiva de delgadez) está sana y es feliz, por dentro puede estar en medio de una batalla de salud que no se ve en el espejo.
Lo que viene después de la comparación es la decepción, la inseguridad, el miedo y la culpa, no porque no puedas lograr hacer cambios (seguramente lo logres si te pones la presión intensa de hacerlo) sino porque quieres hacerlos con base en una persona que no eres tú. Quieres plantar en tu jardín semillas que no son fertiles con las necesidades emocionales y físicas de tu cuerpo. Por esta razón esos cambios serán temporales porque cuando los pilares de tus hábitos se construyen con base en tendencias y personas ajenas, ¡Se van a romper!
Se va perdiendo el pensamiento crítico, la atención hacía las necesidades propias y el significado de salud personal. Lo que lleva luego a que ese pilar construido con base a todo lo externo del cuerpo propio, se debilite y termine por romperse. Los hábitos deben construirse desde un lugar de respeto y consciencia hacía el bienestar integral de quien lo busca. No quieras iniciar un cambio esperando obtener el resultado de alguien más, si quieres comenzar a realizar cambios en tus hábitos tienes que comenzar por ti misma y darte cuenta de los resultados que este cambio está teniendo en ti y si es algo que realmente es saludable para ti.
Puedes inspirarte y motivarte de medios externos, pero que sea una inspiración que te invite a cuestionarte, conocerte y cuidar de ti entendiendo que el camino que construyas es para crear tu propia historia, no para copiar la de alguien más.
Recuerda: ¡Cuestiónate! De dónde nace el deseo de hacer un cambio… Antes de dar un paso hacia ese camino que deseas tomar, asegúrate que sea por las razones adecuadas, que sea por ti. Y no olvides que tu cuerpo no necesita cambiar para complacer una talla de ropa o estereotipo social. Lo que necesita cambiar es tu perspectiva que permite que una talla o medios externos definan la belleza de tu cuerpo. El camino de nutrición y salud es diferente en cada persona. Esto es un regalo.
Espero que estos tres puntos te hayan encaminado a reflexionar sobre las decisiones que deseas tomar el día de hoy.
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Paulina.